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Puesto que alberga la sede de la Unión Europea y la OTAN, esta metrópoli es a menudo denominada capital de Europa. Aunque su carácter internacional es indudable, Bruselas ha ganado este título por ofrecer algo más que edificios gubernamentales. Es una de las ciudades europeas que están más a la última gracias al mosaico de lenguas y culturas que allanan el camino para una vibrante escena de restauración y de vida nocturna. Con más de 80 museos, el Palacio Real y una rica historia, su atractivo cultural resulta evidente.

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Es imposible pasar por alto la Grand Place, que fue construida como un mercado para comerciantes en el siglo XIII. Ubicada justo en el centro de la ciudad, acoge a numerosos festivales y conciertos durante todo el año. No lejos de la plaza se puede descubrir el pequeño Manneken Pis (Eikstraat), símbolo un tanto peculiar de la ciudad.

 

La torre del Ayuntamiento te servirá de brújula a la hora de explorar los callejones con encanto. Asegúrate de pasar por el Sablon para probar sus bombones. Desde el mirador del Palacio de Justicia obtendrás una de las mejores vistas de la ciudad.

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